El mal humor ocasional, ¿rasgo de un niño inteligente?

Pubicado el : 20/09/2016 08:25:10
Categorias : Estilo de Vida

El mal humor ocasional, ¿rasgo de un niño inteligente?

La semana pasada empezó el colegio en muchas provincias españolas y los telediarios retrataron una vez más a los niños que, entre disgustados y confusos, volvían a clase. ¿Qué tal se lo han tomado los vuestros? La etapa post-vacaciones puede hacerse también cuesta arriba para los “peques” y puede que hagan gala de algo de mal humor.

Nuestro primer impulso es tratar de consolarles y de poner coto a este enfado eventual. Sin embargo, un estudio de la facultad de psicología de la Universidad de New South Wales en Australia concluyó, sorprendentemente, que los sentimientos negativos pueden ser síntoma de una mayor inteligencia.

El estudio, dirigido por el profesor Joseph P. Forgas, se centró en analizar cómo el mal humor afecta a distintos aspectos de la inteligencia. Mediante películas, música u otros tipos de estímulos, los investigadores desviaron el estado de ánimo de los participantes para estudiar cómo cambiaba su comportamiento.

 

¿Mejora la inteligencia el mal humor?

Estar malhumorados afecta a cómo percibimos la realidad. Las principales áreas de investigación arrojaron que el mal humor:

1. Es beneficioso para la memoria:

El mal humor incrementa la capacidad de procesar los estímulos externos, produciendo un poso de los recuerdos más preciso. En caso de estar de buen humor o felices, una vez pasa el tiempo, la tendencia a incorporar “detalles falsos” al recuerdo es mayor que en el caso de tener un día de perros.

 

2. Aumenta el sentido crítico y reduce la ingenuidad:

El espíritu crítico o la capacidad de juzgar un hecho también se ve afectada por el mal humor. Estar de buen humor hace que la primera impresión sea de importancia capital, obviando rápidamente el resto de detalles. Sin embargo, el mal genio conlleva a tener una percepción menos desviada por esa primera impresión y contar con una visión global de la situación, mejorando el sentido crítico ligado al análisis de la realidad.

Además, los participantes con mal humor también conceden menos importancia a los estereotipos que aquellos que estaban más contentos.

Por otro lado, estar de mal humor incrementa el escepticismo. De hecho, tener un buen ánimo hace a los participantes más ingenuos y conformistas en comparación con los que estaban más tristes, que desplegaban un mayor escepticismo antes de aceptar las afirmaciones como verdaderas sin pararse a pensar un poco más allá.

Niño enfadado haciendo los deberes

3. Estimula la motivación

El mal humor nos hace perseverantes y menos tendentes a distraernos frente a situaciones complicadas o duras en las que es necesario mayor autocontrol y constancia. La razón que subyace detrás es que los participantes de mejor humor suelen “darse premios”, algo que los terminaba apartando de realizar la tarea en sí.

 

4. Genera habilidades sociales

¿Cómo afecta el mal humor al hecho de relacionarse con otros? Aunque a primera vista puede parecer que el mal ánimo no es buen compañero de hacer amigos, el estudio arroja resultados sorprendentes.

Y es que, teniendo como consejero a un estado de ánimo negativo, los participantes son más precavidos y educados que los confiados participantes que estaban de buen humor y que pensaban menos la manera de dirigirse a los demás. También es cierto que los participantes más negativos afrontaban con más timidez el relacionarse, pero lo hacían de manera menos egoísta, es decir, menos pensando en sí mismos.

Por otro lado, a la hora de producir argumentos ante un tema polémico, los participantes tristes elaboraron mejores discursos que los que estaban de buen ánimo. Ello no quita que los optimistas registran una predisposición mayor a cooperar y fomentar su creatividad.

Niña de mal humor

Conclusiones del estudio: ¿cómo interpretar el mal humor de los niños entonces?

Este estudio viene a remarcar la importancia que tienen el mal genio en el sentido de que hay ocasiones en que estos nos hacen más inteligentes o capaces de afrontar con éxito las dificultades. La cultura popular ha transmitido la idea de que el optimismo y el buenrollismo tienen la llave de la máxima felicidad. Esta investigación refuerza el valor del mal genio como parte del carácter, en la línea de la historia de la película de Pixar “Del revés” (o Inside out).

Sin embargo, el estudio también incide en el hecho de que siempre habla de un mal humor ocasional y no continuado, pues este puede acabar siendo perjudicial para nuestros pequeños. De hecho, los niños más irritables suelen tener menos autocontrol y más dificultades para resolver conflictos efectivamente.

Para no caer en la trampa del mal genio, es importante ayudarles a canalizar sus emociones de una manera constructiva y con palabras, evitando así los gritos o golpes. Y, al final, cómo no, los padres debemos predicar con el ejemplo, para que los niños no tomen los enfados como referente. Así que: ¡paciencia con la vuelta al cole!

     

     

      

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